"De bien nacidos, es ser agradecidos", dice el refrán y últimamente tenemos --mi mujer y yo-- cuantiosas razones para agradecer a mucha gente la felicidad que ahora nos embarga por el regalo que nos ha hecho la vida: una extensa familia hallada después de muchos años de búsqueda, que nos ha recibido con el corazón y con los brazos abiertos.
El mensaje tiene que ser corto y claro; convinisteis: Hola, soy Teresa Rueda López y busco a mi madre biológica Manuela Bellido Soler, natural de Lopera, Jaén.
El tiempo devenía en extraña sensación; muy pronto dejaría el otro lado, el de anónima espectadora de las historias de otros, para erigirme en protagonista de una parte de mi vida, la que seguía ahí, cubierta bajo gruesas capas de silencios: los silencios de unos padres adoptivos que adoraban a su pequeña y no querían perderla; los silencios de una época de silencios, donde todos callaban, al igual que Manuela mientras intentaba sobrevivir seguramente con trabajos precarios y muchas privaciones; los silencios que, probablemente, Manuela se llevó consigo en su maleta de emigrante hasta un lugar desconocido..., ¿pero dónde?..., ¿viviría aún?..., además, según noticias algo confusas, Manuela había sido ya madre de un chico; pudiera ser que tuviera un hermano..., quizás dado también en adopción..., ¿pero a quién?
Y con esos silencios, muchos interrogantes, y los pocos datos de una partida literal de nacimiento, iniciasteis el fascinante viaje de la búsqueda. Después todo se precipitó. Las continuas llamadas de Urko eran un bálsamo en la atormentada espera y, a la vez, una oportunidad a la esperanza que, al poco tiempo, me comunicasteis venía envuelta para regalo en forma de sorpresa. Después la entrevista con Sonia intentando recomponer esa parte del puzzle de mi vida al que le faltaban las piezas centrales, las del inicio sin las que el rompecabezas no se podía componer, aunque las piezas que las sustituyeron estaban hechas de mucho amor y de rebosante cariño. Solo el que lo padece puede reconocer ese impulso atávico de los seres humanos por conocer sus raíces. Está siempre ahí, presente, obsesivo...
Los minutos se dilataban y los segundos se hacían eternos en la alargada sala de espera, donde el mullido sofá no era suficiente acomodo para aposentar el ánimo, para relajarse, para calmar la intranquilidad de alguien que en breve tiempo iba a ser llamada a plató --¡¡Dios santo a plató!!-- donde desnudaría parte de mi existencia a millones de personas pendientes del televisor desde sus hogares..., el guión se había trastocado, yo no debería estar aquí sino allí, en mi casa, relajada, tranquila, sorprendida de que en esta carrera de obstáculos que es la vida de cada uno, la realidad que se contaba en la pequeña pantalla superaba a la ficción..., absorta en lo que otras personas contaban de sus vidas en ese plató de desbordantes luces de colores... ¡¡Dios mío el plató!!...; no hay tiempo suficiente para que la mente haga el cambio... y en ese momento crítico en el que hace su acto de presencia el inevitable miedo escénico, comprobé con alivio que estabais ahí, arropándome, sopesando con Juanjo el estilismo de ropa y complementos más adecuados, repasando la historia con Sonia, con la asistencia permanente de Urko poniendo con su serenidad y amabilidad el contrapunto a mi nerviosismo..., viviendo la ansiedad de la sorpresa en la encrucijada estre otras dos historias --aposentadas en la misma sala de espera-- que, como la mía, esperaban su turno.
Me infundía valor a mi misma camino a plató, convenciéndome que todo aquello valía la pena, que sería importante en mi vida, aunque cuando Jorge Javier levantó la solapa del sobre, la que me contemplaba del otro lado no era una mirada cansada en una cara arrugada como había imaginado de Manuela, sino mi misma mirada que se reflejaba como un espejo en otra persona: mi hermano; y por primera vez en mi vida me resultaba extraño el posesivo, a la vez que me halagaba; el que repetí en numerosas ocasiones durante la conversación fuera de plató, para compensar las carencias de toda una existencia; y la alegría desbordada de lágrimas cuando Salvador, el hermano hallado, puso plural al posesivo: "Somos cuatro hermanos, contigo cinco", quedó algo empañada por la ausencia de este mundo de Manuela, hacía sólo cuatro años...¡¡¡Uy!!!, por muy poco... Ahora hemos quedado en conocernos y con el tiempo presiento que en querernos, se lo debemos a Manuela, mi otra madre, la que en vida en su tierra de promisión --Calafell-- guardó para sí el sufrimiento de sus silencios; los que se ha llevado consigo.
Siempre recordaré aquellos momentos cuando a la ansiedad por conocer la sorpresa sucedió la certeza de que alguien había aceptado la invitación y a ambas una inmensa alegría con los sentimientos inundando ya todos los poros de la piel..., como si estuviera viviendo un sueño..., como si habitara una nube en la luminosidad del neón de colores...; al igual que os recordaré a todos vosotros.
Os doy las gracias de nuevo --Jorge Javier, Sonia, Urko, Juanjo...-- y os felicito por vuestro trabajo porque no hay materia más sublime para moldear que la materia humana; y no hay mejor empeño ni viaje más fabuloso que el viajar hasta el fondo de los corazones.
Gracias a Telecinco, a Magnolia TV, y a todo el equipo pues con vuestro trabajo en ese maravilloso programa "Hay una cosa que te quiero decir", nos ayudáis, semana tras semana, a seguir creyendo en la raza humana.
TeresaRuedaLópez&FranciscoMolinaGómez
(carta enviada a Telecinco en mayo de 2013)
Hola de nuevo papá! De nuevo me has vuelto a sorprender y de manera muy grata. Yo no me expreso tan bien como tú pero me gustaría contar cómo he sentido y siento todo lo que ha ido ocurriendo en estos últimos meses. Sabes que yo desde el principio he sido reacia a todo lo relacionado con la búsqueda de la familia biológica de mamá, pero me alegré mucho al ver el programa y sobretodo posteriormente con el cariño y atención que recibisteis de Salva y Rosi. No se si por lo mal que lo he pasado con las relaciones que he intentado tener con gente de mi edad o por lo solos que hemos estado siempre, pero yo siempre he dicho que "piensa mal y acertarás" y hasta ahora no me ha fallado. Por eso no consigo abrirme a esta nueva "familia" que habeis encontrado pero yo creo que poco a poco.
ResponderEliminarA vosotros, como padres, simplemente daros las gracias por todos los valores y amor que me habeis dado siempre. Me habeis apoyado en todos los momentos tanto buenos como malos y habeis dado por nosotros. Hemos pasado por muy malos momentos (siempre solos y sin apoyo de nadie) y habeis salido, siguiendo unidos y queriendonos mas y mas. Me siento orgullosa de la familia tan maravillosa que tengo. Todos los días me acuerdo de vosotros, de ahí la necesidad de llamaros casi casi diariamente.
Debo reconocer que aunque sea madre de familia sigo echando de menos a mis papis e intento que mis hijos se sientan tan felices como vosotros me habeis hecho sentir siempre.
Sabeis que mis hijos son lo más grande para mí. Sin ellos yo no soy nada y daría todo por ellos al igual que mi marido, lo mejor que me ha pasado. ¡Media vida juntos! y cada día más enamorados.¡Qué mas puedo pedir!
Pero aunque me veais tan fuerte yo lo he pasado muy muy mal con la enfermedad crónica que me ha tocado vivir, pero ese es otro tema que un día que me encuentre con fuerzas e inspirada contaré porque creo que es necesario y me vendrá bien también a mí.
Un besazo muy muy fuerte para todos. Os quiero mogollón, no lo olvideis nunca.
¡Hola! mi niña. Todo en la vida es parte de un proceso, no hay que tener prisa. Incluso yo tenía cierta prevención por mamá cuando le avisaron del programa:¿y si nadie acudía?; riesgo que hubo que afrentar; ha valido la pena. Hoy te puedo asegurar que todos están muy ilusionados por conocerte personalmente. Vive este momento paso a paso, mientras tanto, como dice Rosa la amiga y compañera de mamá:¡Mujer, déjate querer! (¡Hola! Rosa, sé que sigues el blog, gracias).
EliminarDicho todo esto y desde aquí un recuerdo por siempre imborrable a los queridos yayos, ellos siguen ocupando ese especial sitio en nuestros corazones.
De vosotros tres que os podemos decir:¡Qué sois unos hijos maravillosos!, aunque a veces protestemos un poco.
Cuando aseveraba, respodiéndote en el anterior comentario, que tienes igual o más voluntad que yo no era para hacerte un cumplido, era por hacer justicia a una realidad. Sigue luchando, vale la pena. Ya sabes que siempre puedes contar con nosotros.
Te quiero mucho, mucho, mucho...
gracias teresa por buscarnos ya estais dentro de nuestros corazones y estareis siempre todosvosotros sois una familia encantadora os quremos
ResponderEliminar¡Hola Rosi! En nombre de Teresa y en el mío propio daros las gracias a vosotros por acudir a la llamada de búsqueda sin pensarlo dos veces; sin titubeos; presintiendo que era muy importante coger aquel último tren que había hecho una parada corta en la estación de vuestras vidas sin saber realmente quién iba dentro; ahora disfrutamos todos de un largo y feliz viaje. Es mi deseo y el de Teresa que dure toda la vida, pues como dice el refrán: "Nunca es tarde si la dicha es buena". Y en este caso es muy buena.
EliminarGracias.
Sin duda, fue un golpe muy duro de encajar. ¿Qué hacer? ¡Nos corroe por dentro el deseo de no juzgar, simplemente saber de dónde venimos y conocer nuestra historia! ¡Nos deben respuestas claras! Además, el descubrimiento de más hermanos nos desorienta. ¿Ir hasta el final y tratar de descubrir o dejarlo correr? El riesgo es afectar la vida de otras personas próximas. ¿Al pensar en sí mismo, la serenidad depende también de este intento? ¡Si nos suprimen nuestras raíces, nuestra memoria es cómo el árbol sin raíces que perecerá al instante! Cuantos interrogantes en una larga reflexión para tomar la buena decisión.
ResponderEliminarLa mejor decisión es la que medita uno mismo, comanditada por lo más profundo de nuestro ser, sin derecho a perjuicios de los demás. Es mi humilde opinión. Que la vuestra os aporte aún más dicha y que alcance, la felicidad absoluta. Os lo deseo de todo corazón.
Un fuerte abrazo. Quiqui
¡Hola Quiqui! La verdad es que la contestación a tu comentario podría hacerla mejor Teresa --ya habrá oportunidad de vernos-- pues concretamente en esta experiencia ella está más próxima a ti que yo por lo que me has contado de tu vida.
EliminarSoy muy respetuoso con las decisiones personales de cada uno en este tipo de asuntos: ¡¡¡tomarlas es ya, en sí, bastante complicado!!! Yo sólo he estado ahí apoyándola en su voluntad de búsqueda --ha sido un camino difícil--, después abriéndome a todos respetando y comprendiendo la relación que cada uno quería tener con nosotros: ¿tiene sentido forzar los sentimientos?
Hablando de sentimientos deseo los mejores para ti y tus seres queridos.
Un abrazo muy grande.