martes, 1 de octubre de 2013

PRESENTACIÓN Y BIENVENIDA





Cuando se inicia un blog personal es de cortesía presentarse. El caso es que yo no tenía muy claro el iniciar un blog. Entrar en el vértigo de la exposición pública de los sentimientos, en una acción de desnudo virtual, me da cierto pánico que he podido amortiguar gracias al ánimo de mi mujer y mis hijos y al de mi sobrino Sergi, los que me honran con su interés por los conocimientos y experiencias que he adquirido a lo largo de sesenta años; edad en la que el pelo se me ha vuelto más blanco y el ánimo me ha devenido más sosegado, echando muy a menudo la mirada hacia el niño que fui, en un ejercicio de retorno a la infancia cuando, al igual que en la foto del perfil, jugaba con aquellos rústicos tacos de madera haciendo improvisadas arquitecturas, mientras deseaba que el tiempo, entonces eterno, corriera deprisa para que se cumplieran pronto mis sueños.

Ahora, a la vuelta de los sueños, el tiempo, al contrario de entonces, acelera el devenir de tal suerte que apenas me deja pausa para la reflexión, pero siempre hay momentos mágicos en el que éste se detiene unos segundos, como el de la fotografía de presentación que resume todo lo expuesto. El lugar no podía ser más acertado: el museo del juguete de Figueres --Girona-- y los minutos de disfrute los mismos de entonces con una diferencia en la obra creativa: del extraño artefacto de ahora ha sido desterrado aquel candor de inocencia que hacía de la construcción un baluarte firme con las piezas perfectamente entrelazadas, refiriendo en el perfecto equilibrio de toda aquella masa la confianza en la bondad del futuro. Con la realidad de los años y las experiencias vividas he perdido ingenuidad, candidez, simplicidad e incluso idealismo aunque he ganado en sabiduría.

En estos tiempos de un mundo convulso, en el que siento la tierra muy a menudo moverse bajos mis pies, sé que el universo que me rodea está construido sobre cimentaciones caóticas, sobre fundaciones poco firmes expuestas al derrumbe en cualquier momento y así aparece en la foto. Ahora mi inconsciente construye automáticamente según las referencias recibidas... "al final del laberinto --escribí cuando alcancé la cincuentena-- mi persona se asemeja a lo que queda en el paisaje tras un aterrizaje forzoso. Hoy me siento un ser deconstruido, navegando entre la inercia inmovilista del pasado y la obsesión de ruptura del futuro. Soy irremediablemente consecuencia de un lugar, de un tiempo, de una cultura; de la historia(...)El resultado: me parezco a uno de esos extraños edificios postmodernos a punto de desintegrarse, con jirones de piel apenas sujetos a las visibles entrañas, donde la tensión del movimiento reta el equilibrio de la masa anclada al suelo, el día después de haberle pasado un tornado. Mi deconstruido ser es ahora un ser nuevo; reconstruido en un mar de dudas... un ser postmoderno --colisiono, me mezclo, me confundo--; un ser refractario"... pero afortunadamente hoy --alcanzada la sesentena-- compruebo con satisfacción que no es exactamente así; entiendo que siempre hay un margen de actuación, aunque sea mínimo, para que los acontecimientos no devengan de por sí en catástrofe y de esta manera ordeno el caos en la foto, disponiendo las inestables piezas de la base del artefacto en estructuras de triángulos a sabiendas de que esta figura geométrica es la única estable, la única indeformable.

Estabilizado momentáneamente el barullo siento la necesidad de erigir sobre él una plataforma: el plano horizontal, mi principal referencia posicional como ser humano, el suelo donde fundar mi ideal: lo importante no son los territorios, ni las ideologías excluyentes, ni la clasista economía; lo importante son las personas, y últimamente tengo muchas razones para seguir apostando por ellas; por ello sobre la plataforma elevo ese ideal como una quimera compacta, recia, en perfecto orden, con vocación de alejarse del inestable terreno, queriendo levitar para siempre en la dirección que marca el punto de unión de las diagonales en un remate de punta de flecha simbólico que apunta hacia los espacios siderales donde moran los dioses.

En su cima fabrico mi atalaya y en ella me instalo como el espectador cero, en el punto medio exacto entre el más y el menos infinito, desprovisto de etiquetas y sin querer que me prendan ninguna de ellas.

Así, como un cuaderno para la reflexión a través de la obra creativa --y que mejor obra creativa que la vida propia--, inicio este blog.

Bienvenidos todos.



FranciscoMolinaGómez

4 comentarios:

  1. Papá eres la ostia, siempre lo he pensado y siempre lo pensaré.La forma de expresarte me alucina, tu fuerza de voluntad es brutal y me gusta que te sientas tan bien. Te quiero muchísimo y tus nietos te adoran, ¿por qué será? solo hace falta estar un rato contigo para comprenderlo. Sigue con el blog porque está genial. Muchos besitos.

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    1. Tú si que eres grande y con la misma o más voluntad que yo. Siempre ahí, atenta a las cosas de tu familia, queriendo ayudar a todos, siendo generosa en el elogio. Qué puedo decir de mi particular y especial familia de Valdemorillo: que os quiero un montón, incluído Alfonso ¡eh!
      Gracias por tu apoyo al blog en el que si te ha gustado el inicio presiento que más te va a gustar lo que sigue; atenta a las entradas ¡eh!
      Deseo que os sirva a todos mis seres queridos para que seáis algo más felices.
      Te quiero mucho, mucho, mucho...

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  2. eres un genio paco tienes una sensibilidad al escribir que nos deja anonadados te mereces un gran hueco en nuestros corazones

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    1. Gracias Rosi. Como he dicho a mi hija deseo que el blog sirva para que todos los lectores y en particular mis seres queridos, entre los que ocupas ya un lugar preferente, seáis un poco más felices.
      Me siento enormemente complacido al comprobar que lo que escribo hace vibrar --aunque sólo sea un poco-- la fibra sensible de las emociones interiores, haciéndolas aflorar. Es muy gratificante; de verdad.
      Gracias, una vez más. Os quiero.

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