martes, 21 de enero de 2014

LAS PARALELAS NO SIEMPRE SE CRUZAN EN EL INFINITO









Hay historias que discurren paralelas; conformadas cada una según su propia dinámica particular en razón del lado de las dos líneas donde se orillen pero que fluyen en el tiempo con cierta simetría que hace que se mantengan siempre a la misma distancia aunque sin tocarse... pero no siempre sucede así. Hay historias paralelas que se tocan antes de llegar al infinito.
Esta es una de ellas: un homenaje a María Jesús, Irene y Pili.











Hacía un mes que el otoño de mil novecientos noventa y uno había iniciado su andadura. La noticia corrió a primeras horas de la mañana como reguero de pólvora por todo el servicio de arquitectura en el que entonces trabajaba: María Jesús --funcionaria y antigua compañera de trabajo-- había sufrido un atentado al estallarle una bomba-lapa adosada a los bajos del coche en el que viajaba con su hija Irene, cuando circulaba hacia el colegio de la niña en el madrileño barrio de Aluche. Según decían las primeras noticias se encontraba muy malherida: ¿¡Y la niña!?, ¿¡y la niña!?... preguntábamos repetidamente al compañero que parecía conocer los datos de tan trágico suceso: Al parecer también está muy mal, respondió.

Los siguientes minutos permanecimos atentos a cuantos receptores de radio conseguimos conectarnos en donde la noticia del atentado terrorista era la primicia del día, interesándonos sobremanera por las consecuencias de tan brutal agresión: "Hoy a las nueve horas y cuarenta minutos los vecinos de la calle Camerana del barrio de Aluche de Madrid, se han despertado sobresaltados por una explosión... / ...en este suceso, que se está investigando por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, las dos ocupantes del vehículo, madre e hija, han resultado con lesiones muy graves; María Jesús González, la madre, con pérdida de una pierna y un brazo, y su pequeña de doce años Irene Villa con pérdida de ambas piernas y algunos dedos de una mano. Inmediatamente han concurrido al lugar los servicios sanitarios que han atendido a las heridas de urgencia, disponiendo su traslado inmediato al hospital. Seguiremos informando conforme nos vayan llegando los datos". El horror que se nos dibujó en los rostros quedó empequeñecido ante el espanto en la visión de las imágenes en el televisor de casa, e inmediatamente, fuera de control y en un gesto comprensible y espontáneo, pronuncias aquello: ¡¡¡Qué sanguinarios hijos de puta!!!

Dos heroínas: María Jesús e Irene, madre e hija compartiendo sonrisas y mucho amor; en pie, erguidas: la violencia más sanguinaria y cobarde no consiguió --ni nunca conseguirá-- doblarlas. Os admiramos

Conocí a María Jesús en el homenaje de despedida de un colega --amigo y compañero de ambos-- y bastó unas horas para comprobar su calidad humana. Yo había llegado al servicio de arquitectura cuando ella acababa de irse, pero ello no fue óbice para que en el corto transcurso de una festiva velada, en animada y agradable conversación --mientras dábamos cuenta de buena comida y vinos selectos-- añadirla a mi lista de buena gente; además con arterisco: * Ésta amiga es muy buena gente. Para nada pensábamos en los brindis de despedida que pocos años más tarde la vida le daría un doble zarpazo. Bueno, más que la vida, las garras de una bestia negra. Bestia que en aquella época viajaba por todo el territorio nacional, sin distingos, en un tren del terror que se había puesto en marcha hacía casi veinticinco años atrás y cuya salida, allá por los tiempos de la dictadura, habían jaleado muchos de los que ahora repartían credenciales de demócratas, sin saber como parar, a la vuelta de sus equivocadas arengas, al monstruo del hacha y la serpiente, cuyas siglas no hace falta mencionar porque todos sabemos, desgraciadamente, de qué banda criminal hablo y porque, de cualquier forma, ¿qué importa las siglas?; todos los terrorismos son iguales: máquinas gobernadas por ¿humanos? para asesinar humanos.

Otra bestia negra, más bien púrpura --¡Púrpura fulminante!-- viajaba solapadamente en el cuerpo de Pili asestándole un golpe mortal el día siguiente de iniciada la pasada primavera; un neumococo con los mismos procedimientos premeditados y alevosos de los otros asesinos estaba atacando despiadadamente su joven cuerpo; sólo tenía veintiséis años y los facultativos que la atendían le daban pocas esperanzas de que sobreviviera. El ataque era de los más cruentos que habían tratado a lo largo de sus vidas profesionales. Las consecuencias de tan cruel enfermedad, en caso de supervivencia, eran una incertidumbre. Así se lo hicieron saber a la familia, sobre todo a sus padres que no se separaban ni un segundo de su hija.

Pili es como de la familia. Amiga y compañera de Miriam --mi hija mediana-- en el conservatorio de música, había estado en casa algunas veces; siempre educada, atenta, cariñosa y muy agradecida: El gazpacho buenísimo y la pechuga de pollo rebozada insuperable; regalándome a mi ego unas notas de cierto orgullo a las que respondía devolviéndole una amplia sonrisa. Hay algo que me satisface tanto como cocinar con mucho cariño para mi familia y mis amigos: oír algunos elogios de los platos cocinados, como lo había hecho Pili; quedando emplazada en premio a su generosidad en el comentario a repetir el menú cuando quisiera. De momento su bestia particular no nos daba esa oportunidad... pero la habría; no nos conformábamos con lo que estábamos oyendo, con la noticia transmitida entre sollozos por Miriam que nos cayó como jarro de agua fría por la espalda, erizándonos el vello de la piel: ¡No puede ser!..., ¡habrá alguna solución!... ¡no hay que perder la esperanza! La misma que resurgió ocho días después con la buena nueva transmitida por nuestra hija: Pili está fuera de peligro, ahora le queda mucho tiempo en el hospital para recuperarse. Quedamos muy aliviados al tiempo que expectantes en el largo camino de la recuperación. ¡Cuán lejos estábamos todos de adivinar el calvario que le esperaba a esta chica!

Algunos días después no dábamos crédito a lo que Miriam nos decía --a lágrima viva, totalmente traumatizada, abrazándose a su madre y a mi-- mostrándonos un mensaje en su teléfono móvil, y el que refería el cariz de necrosamiento de las lesiones en extremidades superiores e inferiores de Pili, y, por tanto, la inevitable amputación de ambas piernas, una mano y parte de los dedos de la otra. En dos meses tuvo que afrontar varias intervenciones quirúrgicas, al final de cuyo proceso médico, estabilizado por fin el mal, se abría para Pili el otro proceso: el psicológico, el más complicado de superar una vez que la vida le devolvió a su lado, aunque esta vez con carencias irremplazables, pero no definitivas... quedaba la recia voluntad de Pili para hacer de su nueva vida sino la misma de antes lo más parecido a ella. En ese difícil empeño --en el que también nos hemos embarcado familiares y amigos-- estaba Pili cuando recibió en el hospital la visita de Irene Villa, por expreso deseo de su familia que había contactado con ella, al haberle sobrevenido las mismas o parecidas circunstancias después del atentado terrorista, y poderle aportar a Pili una gran inyección de moral.


Cartel de solidaridad con Pili --otra heroína-- presidiendo el vestíbulo de la Casa de la Cultura de Majadahonda en Madrid, donde se celebró un festival benéfico de música a su favor el pasado mes de septiembre, al que asistió la homenajeada a la que pudimos saludar y abrazar

A través de algunos compañeros del servicio de arquitectura tuve noticias puntuales de la evolución tanto de María Jesús como de Irene. Después especialmente de la hija, al ser muy conocida en los medios de comunicación, a cuya actividad profesional se dedica como periodista, columnista de prensa y tertuliana en debates en radio y televisión, siempre con mensajes muy positivos: "Mirar hacía atrás no es una opción... La única derrota es el desaliento... A mi me robaron las dos piernas, pero no la alegría de vivir... La vida es más fácil con una sonrisa... Sólo podemos florecer el día que aceptamos que somos lo que somos... El odio sólo hace daño a quién lo siente... Las tragedias no pueden cambiarse, pero sí los pensamientos y las actitudes para ser feliz... Si luchas, tienes esperanza y optimismo puedes conseguir lo que te propongas, porque los límites los marcas tú... Cuando uno descubre lo que de verdad importa, su vida cambia... Lo que de verdad importa no está en lo material ni en el exterior, sino dentro de cada uno de nosotros..."; y es que de tal palo tal astilla ya que fue su madre María Jesús la que inmediatamente después del atentado le impreso su carácter luchador al ponerla crudamente frente al espejo de lo que quisiera elegir ser el resto de sus días: Vivir amargada, sufriendo y maldiciendo a los terroristas, o mirar hacia delante con alegría y optimismo. Las dos eligieron la segunda opción. Dos ejemplos vivos de derrota de una adversidad cruel y terrorífica.

También a través de nuestra hija Miriam hemos seguido puntualmente la lenta y complicada evolución de Pili; extremadamente delicada en el momento de la visita de Irene, ya que atravesaba, quizás, los peores momentos de la enfermedad una vez superada la fase crítica: esos en los que se enfrentaba, a carne viva, con la ausencia de lo que hasta hacía poco había formado parte de ella misma.

Desconozco la enorme cantidad de energía que se puede liberar cuando, venciendo todas las leyes geométricas existentes, dos rectas paralelas se desvían de su marcada y obligada trayectoria y se cruzan antes de llegar al infinito; aunque puedo presumirlo. También desconozco cómo fue el momento del encuentro de ambas víctimas, pues en el instante exacto del "cruce" Pili estaba inmersa en su peor etapa, con la incertidumbre todavía de las operaciones que planeaban inciertas sobre su ánimo y el de los facultativos que la trataban, y aunque el punto de inflexión en la aceptación de los hechos e inicio de la recuperación se haya producido, sin lugar a dudas, debido al enorme tesón y férrea voluntad de Pili con la asistencia constante de familiares y amigos --en donde se ha apoyado todo este tiempo--, pienso que fue importante aquella pequeña luz, aquel fugaz rayo de esperanza cuando, mirándose como un espejo en al persona que tenía enfrente, pudo verse recuperada, de pie, alegre, afrontando con toda normalidad el envite que le había lanzado la vida. Su propio caso pero por partida doble; madre e hija: desde el primer momento María Jesús e Irene han sido dos ejemplos de humanidad desbordada --perdonando a sus ejecutores-- y de superación de sus incapacidades físicas. En la actualidad con el auxilio de prótesis y después de mucho tiempo de rehabilitación afrontan con normalidad el día a día de sus vidas. Lo que deseamos para Pili.



El cuarteto de música "Casals", interpretando: Cuarteto en Do Mayor op.33 n.3 "el pájaro" de J. Haydin, en uno de los momentos del recital benéfico a favor de Pili. Una extraordinaria actuación que hizo levantarnos de nuestros asientos y que contribuirá, sin duda alguna, a que muy pronto se levante también Pili. ¡¡Mucha fuerza, campeona!! 

Gracias María Jesús, Irene y Pili por esa gran lección de supervivencia a través de la voluntad y el tesón. Gracias, una vez más, porque con vuestro abrazo a la vida habéis vencido a vuestra particular bestia maligna. Qué importa el color de la bestia si ya sabemos por vosotras que se puede derrotar.


FranciscoMolinaGómez

2 comentarios:

  1. No tengo palabras papá. Creo que todos en nuestra vida pasamos por momentos muy duros (unos mas que otros eso lo has reflejado perfectamente tu) y que salimos de ellos ¿Cómo y por qué? no sabría explicarlo, pero es así y eso nos hace ver la vida de otra manera y nos cambia como personas. Como oí decir a una amiga: cuanto más fuerte sea el dolor, más grande debe ser la sonrisa. Que gran verdad!! Besitos

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  2. ¡Hola, mi niña! Esa es la actitud, la que nos hace grandes. Recuerda que los héroes de este tiempo no son la gente célebre, sino esa legión anónima de personas en cuya fuerza se apoyan los demás.
    Muchos besos.

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